Durante años memos oído que el «móvil lo es todo». En este sentido, hasta ahora ha habido un enfoque en ofrecer el gadget y dispositivo más increíble y novedoso, y, aunque sigue siendo así, ha habido un cambio dirigido a mejorar la experiencia del usuario. Y es que no importa lo novedoso que sea dispositivo si las aplicaciones contenidas en él no se ejecutan como se espera. Los usuarios exigen de su dispositivo velocidad, calidad y capacidad de respuesta, y si la aplicación se bloquea durante más de cinco segundos, lo más probable es que éste sea sustituido con la misma rapidez.
La movilidad ha supuesto un cambio disruptivo en la forma en que se consume tecnología, y como resultado, los clientes se han vuelto más impacientes e intolerantes. Esto es porque sus dispositivos móviles les permiten estar conectados en cualquier lugar y momento, pueden tener lo que quieran en el momento que quieran, y, como indican los estudios, no quieren esperar. Por ejemplo, Hewlett-Packard Enterprise (HPE) ha realizado una encuesta sobre abandono y uso de aplicaciones con Dimensional Research, de la que se extrae que los usuarios esperan que una aplicación móvil se cargue en menos de cuatro segundos y poder pasar de una pantalla a otra en menos de dos segundos.
Vemos pues que optimizar la experiencia de uso es clave para que los usuarios estén contentos. El problema es que la experiencia de uso es emocional, es un sentimiento, y como tal es difícil de medir. Para ello HPE ofrece AppPulse Mobile, una solución de análisis móvil basada en SaaS que permite que propietarios de aplicaciones, gestores de productos y desarrolladores mejoren la experiencia de los usuarios. La herramienta permite conocer realmente la experiencia de los usuarios de una aplicación e identificar posibles problemas, ayudando así a los desarrolladores a resolverlos de forma rápida.
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